¿Que es el cristal de plomo ¿

Cristal de plomo es una mezcla de arena de cuarzo, potasa, y pigmento de plomo, y es el sinónimo de la joyería elegante, decoration o objectos de uso.

Cris­tal de plo­mo — en con­tras­te al vidrio de uti­li­dad con­ven­cio­nal de sili­ca­to, como ven­ta­nas, bote­llas o vasos — es una mez­cla de are­na de cuar­zo, pota­sa, y pig­men­to de plo­mo (Pb3O4), y es el sinó­ni­mo de la joye­ría ele­gan­te, deco­ra­tion o objec­tos de uso (dia­man­tes de imi­ta­cion, can­de­la­bros, vasos de vino y cham­pag­ne, jarras, etc.).

Pie­zas cla­si­ca­men­te pre­pa­ra­das son sopla­das por vía oral, cor­ta­dos por mano con dis­cos de pie­dra y final­men­te puli­dos en áci­do fluorhí­dri­co. Este pro­ce­so resul­ta la cali­dad ver­da­de­ra. Pro­duc­tos indus­tria­les con­tem­po­ra­neos  pren­sa­dos por maqui­nas – sin puli­ment–  una ero­sion y fabri­ca­cion meca­ni­za­da de una artesania.

Origen y la casa del cristal de plomo

La “casa” del cristal de plomo cortado por mano es Europa Central: las montañas de Šumava y las Montañas Ore.

La “casa” del cris­tal de plo­mo cor­ta­do por mano es Euro­pa Cen­tral: las mon­ta­ñas de Šuma­va (Repú­bli­ca Che­ca, Bavie­ra) y las Mon­ta­ñas Ore (Repú­bli­ca Che­ca, Polo­nia). Has­ta al fin del siglo 20 los impor­tan­tes fabri­can­tes aqui se encuen­tran. Des­pués de la “vuel­ta” del Blo­que del Este, muchos de los ante­rior­men­te “Gran­des” des­apa­re­cie­ron. Hoy en día es un gru­po de espe­cia­li­za­dos (sopla­do­res, cor­ta­do­res, puli­do­res) entu­sia­tas que siguen la tra­di­ción de este artesania.

Cristal de plomo de Bohemia completamente hecho a mano

A mediados del medioevo la región de Bohemia se afianzó como la cuna del cristal. La invención del cristal de plomo de Bohemia cultivó un gran comercio y hace más de 150 años que la Escuela del proceso del cristal de Bohemia estuvo entre las más reputables del mundo.

Des­de los tiem­pos del impe­rio Aus­tro-Hún­ga­ro, el cris­tal de plo­mo de Bohe­mia ha sido uti­li­za­do para ador­nar las casas y cas­ti­llos de la aris­to­cra­cia alre­de­dor del mun­do con copas, vasos, flo­re­ros, jarros, fuen­tes, pla­tos, etcétera.

Sin dejar­se afec­tar por la moda el cris­tal de plo­mo de Bohe­mia sigue sien­do genuino sin per­der su belle­za y actua­li­dad. Sus bor­des per­fec­tos, el bri­llo pla­tea­do de sus cor­tes, así como los finos ador­nos, requie­ren de la mano huma­na, ya que dichas vir­tu­des no pue­den ser repro­du­ci­das por una máqui­na. La exqui­si­ta cali­dad de estas pie­zas de cris­tal de plo­mo está deter­mi­na­da por diver­sos fac­to­res: el cris­tal puro con­tie­ne un 24% de plo­mo, la deco­ra­ción per­fec­ta — fru­to de un ojo exper­to, la habi­li­dad de una mano pre­ci­sa y segu­ra, el sen­ti­do del arte en los ador­nos y un pro­fun­do enten­di­mien­to de que cada pie­za es única.

Un nota­ble equi­po de exper­tos ase­gu­ra la crea­ción de pie­zas con úni­co valor y cali­dad de reco­no­ci­mien­to internacional.